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Rajoy, testigo privilegiado

El día de hoy pasará a la historia y no por algo bueno: lo hará por ser la primera vez que un presidente del Gobierno de este país tiene que declarar como testigo en un caso de corrupción. Minutos antes de las 10 de la mañana, hora a la que comenzaba la declaración, llegaba Rajoy a la Audiencia Nacional accediendo al edificio directamente por el garaje, sin bajarse del coche y entrar por la puerta principal.

La declaración comenzó pasados unos minutos de las 10 y, como se esperaba, la mesa en la que se sitúan las personas que van a declarar no estaba en su lugar habitual. La excusa fue que había que preservar la imagen institucional, es decir, que no se viesen detrás suyo las sillas en las que se sientan los acusados, así que colocaron la mesa en el estrado, muy cerca de la mesa del tribunal. Esta mañana he escuchado que Rajoy no sólo iba a declarar como presidente del PP sino como ciudadano: seguro que cualquier ciudadano que tenga que ir a prestar declaración a un juzgado no puede entrar directamente por el garaje y tampoco le cambiarán la mesa de lugar.

Me pareció que Rajoy llevaba la declaración muy preparada, construida para dar la sensación de seguridad y convicción, aunque no tardaron en aparecer los 'No recuerdo' o 'No me consta'. Esa seguridad mostrada se tornó en chulería en varios momentos de la declaración, respondiendo de forma muy poco acertada a los letrados que le preguntaban. Sí hubo un momento de inestabilidad, que fue cuando le preguntaron por los SMS que le envió a Bárcenas cuando ya se conocía la cuenta en Suiza del extesorero del PP: su explicación al 'Hacemos lo que podemos' fue absurda, si es que se puede llamar explicación a decir que "'Hacemos lo que podemos' significa eso, que hacemos lo que podemos".

Además de entrar por el garaje, no declarar en el lugar habitual de la sala y su chulería, me sorprendió la actitud del presidente del Tribunal, que a momentos parecía tener prisa por acabar y que, sin duda, era bastante más exigente con los letrados que con el testigo. Muchas preguntas resultaban improcedentes -quizá lo fueran, no sé nada de Derecho- pero también parecía que se intentaban pasar por alto determinados temas.

La imagen ha sido bochornosa, empezando por que el presidente del Gobierno tenga que ir a declarar a la Audiencia Nacional y siguiendo con los privilegios por ser quien es. Rajoy no aclaró nada, separó la parte política y la parte económica del partido, y en ello se escudó para alegar que no se enteraba de muchas cosas. Negó haber recibido sobresueldos y se ratificó en aquello que dijo en su día sobre los papeles de Bárcenas: que todo lo que aparece en ellos es falso, salvo alguna cosa. Qué genio Bárcenas, que colaba cosas ciertas entre un montón de mentiras, ¿eh?Vamos, que fue una declaración en la línea esperada. Quizá desde el punto judicial haya poco que decir, pero desde el punto de vista político la imagen de Mariano y su partido sigue estando tan denostada o más aún. Lo que hay montado en los juzgados con su partido es tan escandaloso que no sé cómo esta gente se atreve a salir de casa con la cabeza alta.

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