Imperialista
Según Maduro, los que van en contra suya son imperialistas. Después de este post, tendré que definirme así...Ironías aparte, que el tema es muy serio, ayer se celebraron en Venezuela las elecciones para formar la Asamblea Nacional Constituyente. Tras meses de manifestaciones y muertes, el Gobierno, lejos de irse, decidió disolver la Asamblea Nacional, con mayoría opositora, y convocar elecciones para la Constituyente, con el fin de modificar la Constitución del país.
Los medios y cuentas de redes sociales afines al gobierno mostrando importantes colas en los centros de votación. Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral, diciendo que el 99% y más de la población venezolana estaba votando. Y un resultado de 8.089.320 personas que acudieron a votar -el 41,53% del censo-, según el Gobierno, claro. Partidos españoles como Izquierda Unida o Podemos -y gente afín a ellos- celebrando el ejemplo democrático que es Venezuela por celebrar elecciones. Ahora bien, cabe recordar que durante el franquismo hubo elecciones, lo que no convierte esa etapa negra de la historia de España en una democracia.
Durante las elecciones de ayer no se permitía a los periodistas ni acceder a los centros de votación ni estar siquiera en las puertas. Cabía la posibilidad de ir a votar a cualquier centro, sin tener uno asignado en concreto, lo que da que pensar que ante tal ausencia de control se podría votar más de una vez. En días anteriores el Gobierno amenazó a los empleados públicos y a la gente que recibe ayudas para que fueran a votar. ¿Acaso estas situaciones son propias de una democracia?Estoy convencido de que no. En una democracia no hay que amenazar a nadie para que vaya a votar y se permite a la prensa acceder a los centros electorales. Incluso, aunque a algunos les parezca increíble, se permite a los periodistas grabar mientras se está haciendo el recuento de los votos. Si a la prensa no se la deja acceder, ¿por qué tengo que creerme que 8 millones de personas fueron a votar?¿Por qué tengo que creerme que el resultado oficial es real?¿Por qué tengo que creérmelo cuando el gobierno venezolano hace y deshace a su antojo?¿Por qué creer cuando no hay transparencia, cuando se miente y se manipula, cuando se amenaza?Lo digo: no me lo creo.
Leo ahora que hubo observadores internacionales y que de España, oh sorpresa, hubo dos: una senadora de Podemos y un miembro de Izquierda Unida. ¡Qué casualidad, los dos partidos defensores del gobierno de Maduro!¡Cuánta credibilidad! (nótese la ironía).
La situación del país es desesperante. Hay necesidad, aunque haya gente que no se lo crea. El pueblo quiere vivir con dignidad y ser libre. Quieren librarse de su presidente, que es un dictador que amenaza a sus propios funcionarios, infundiendo el miedo para que participaran en una votación fraudulenta hecha a su antojo. Y en España dos partidos políticos casi fundidos en uno que defienden las acciones de Maduro sin mostrar ningún ápice de duda. Por mucho que compartan ideología con el venezolano, lo que ellos practican se llama fanatismo. Son indefendibles las amenazas, que no me cabe duda no se quedarán en palabras; indefendible el veto a los medios, que son pilar fundamental de un país, permitiendo que los ciudadanos ejerzan su derecho a estar debidamente informados...Y muchas más cosas que tanto unos como otros defienden -al igual que sus afines, insisto- Y siento vergüenza...y rabia. Así que en el día de ayer, sirvió un vistazo no muy profundo a las redes sociales para tener por fin la certeza de algo que sospechaba desde hace años: que en España hay mucho ignorante.
Los medios y cuentas de redes sociales afines al gobierno mostrando importantes colas en los centros de votación. Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral, diciendo que el 99% y más de la población venezolana estaba votando. Y un resultado de 8.089.320 personas que acudieron a votar -el 41,53% del censo-, según el Gobierno, claro. Partidos españoles como Izquierda Unida o Podemos -y gente afín a ellos- celebrando el ejemplo democrático que es Venezuela por celebrar elecciones. Ahora bien, cabe recordar que durante el franquismo hubo elecciones, lo que no convierte esa etapa negra de la historia de España en una democracia.
Durante las elecciones de ayer no se permitía a los periodistas ni acceder a los centros de votación ni estar siquiera en las puertas. Cabía la posibilidad de ir a votar a cualquier centro, sin tener uno asignado en concreto, lo que da que pensar que ante tal ausencia de control se podría votar más de una vez. En días anteriores el Gobierno amenazó a los empleados públicos y a la gente que recibe ayudas para que fueran a votar. ¿Acaso estas situaciones son propias de una democracia?Estoy convencido de que no. En una democracia no hay que amenazar a nadie para que vaya a votar y se permite a la prensa acceder a los centros electorales. Incluso, aunque a algunos les parezca increíble, se permite a los periodistas grabar mientras se está haciendo el recuento de los votos. Si a la prensa no se la deja acceder, ¿por qué tengo que creerme que 8 millones de personas fueron a votar?¿Por qué tengo que creerme que el resultado oficial es real?¿Por qué tengo que creérmelo cuando el gobierno venezolano hace y deshace a su antojo?¿Por qué creer cuando no hay transparencia, cuando se miente y se manipula, cuando se amenaza?Lo digo: no me lo creo.
Leo ahora que hubo observadores internacionales y que de España, oh sorpresa, hubo dos: una senadora de Podemos y un miembro de Izquierda Unida. ¡Qué casualidad, los dos partidos defensores del gobierno de Maduro!¡Cuánta credibilidad! (nótese la ironía).
La situación del país es desesperante. Hay necesidad, aunque haya gente que no se lo crea. El pueblo quiere vivir con dignidad y ser libre. Quieren librarse de su presidente, que es un dictador que amenaza a sus propios funcionarios, infundiendo el miedo para que participaran en una votación fraudulenta hecha a su antojo. Y en España dos partidos políticos casi fundidos en uno que defienden las acciones de Maduro sin mostrar ningún ápice de duda. Por mucho que compartan ideología con el venezolano, lo que ellos practican se llama fanatismo. Son indefendibles las amenazas, que no me cabe duda no se quedarán en palabras; indefendible el veto a los medios, que son pilar fundamental de un país, permitiendo que los ciudadanos ejerzan su derecho a estar debidamente informados...Y muchas más cosas que tanto unos como otros defienden -al igual que sus afines, insisto- Y siento vergüenza...y rabia. Así que en el día de ayer, sirvió un vistazo no muy profundo a las redes sociales para tener por fin la certeza de algo que sospechaba desde hace años: que en España hay mucho ignorante.
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