Pereza

Soy pecador, lo confieso. En estos momentos estoy nadando en uno de los 7 pecados capitales: la pereza. No es por gusto, que quede claro: me invade en los últimos tiempos cada vez que, en tertulias políticas, artículos o Twitter, veo gente que se cree más de izquierdas que nadie y que considera que si los demás no siguen sus huellas, es que son de derechas. Esa gente que se dedica a repartir carnets de socialistas, progresistas o republicanos en función de lo que ellos piensan, que por supuesto es el único criterio admisible.

Qué pereza, de verdad. Parece que hay que estar dando explicaciones sobre porqué piensas esto o porqué esto otro. Si no te gusta Pablo Iglesias, es que eres más de Rajoy y de Rivera. Si no estás a favor de la independencia a las bravas de Cataluña, es que eres un fascista al que le encantaría que Franco siguiera vivo. Demuestran una estrechez de miras alucinante y un fanatismo digno de estudio. Son los del blanco o negro, sin darse cuenta de que hay muchos colores entre uno y otro; los de arriba o abajo, sin admitir que hay muchos pisos entre la planta baja y la azotea.  

Hace falta más sosiego, más escuchar y entender, y no intentar imponer su pensamiento único. Es necesario que dejen de creer que los que no piensan como ellos, además, son imbéciles que se informan mal y no se enteran de la realidad.

En serio. Me dáis mucha pereza.