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La caída de las máscaras

La palabra en política es muy importante. Es lo primero que llega al ciudadano y, por tanto, lo que usan para captar votos. Una vez conseguidos, los hechos terminan hablando por sí solos. Debemos exigir a los políticos, entre otras muchas cosas, coherencia: que las palabras y los hechos vayan de la mano, porque si no se engaña a los votantes. Esto es lo que ha pasado con Pablo Iglesias e Irene Montero, líderes de Podemos en lo político y pareja en lo personal: han decidido comprarse un chalet por más de 600.000 euros.

Comprarse una señora casa con su correspondiente hipoteca no debería conllevar ninguna polémica, si no fuera porque Pablo Iglesias criticaba a los políticos que viven en chalets. Sí sí, tal cual. También a los que se gastan seiscientos mil euros en una casa. Sí sí, como lo lees. Llegó a decir que si salía elegido presidente del Gobierno seguiría viviendo en Vallecas...Parece que de eso no queda nada ya: ahora se ha convertido en el político criticado por comprarse una casa de tanto dinero. El cazador cazado.

Sus amigos, como Juan Carlos Monedero, o los más fanáticos seguidores del partido, están cabreados con tanta crítica y dicen, entre otras cosas, que a ver si por ser de izquierdas tienes que vivir toda la vida debajo de un puente. Pero es que ese no es el tema. Pueden vivir donde quieran, la hipoteca que tienen es cosa suya; no importa si la van a pagar cada mes de manera desahogada o si van a necesitar ayuda económica; qué más da si se endeudan o no...eso ya es cosa suya. El problema aquí es que los hechos no concuerdan con el discurso. No se puede criticar algo para luego hacerlo. Dices que seguirás viviendo en Vallecas y, sin embargo, te compras una casa en el campo en Galapagar, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Madrid. Y ojo, que éstos eran los del "No nos hemos metido en la política para enriquecernos", o los del "Estaremos muy pocos años en la política. Queremos volver a dar clase en la universidad". Quizá con el sueldo de profesor en la Complutense no le daría para comprarse semejante casa.

Lo importante aquí está en la mentira, en los argumentos que muchos querían oir, argumentos populistas que se los ha llevado el viento igual que a las hojas secas en otoño. Todo el discurso de Podemos desmontado. Cabe recordar que no es la primera vez que les vemos el plumero a los de la formación morada: Monedero y sus problemas con Hacienda, Echenique que no tenía dado de alta en la Seguridad Social a su asistente, Espinar y el piso de protección oficial o la pillada tomando Coca-Cola después de promover el boicot contra la marca de refrescos...La nueva política enseñando la patita.

Ahora Montero e Iglesias han puesto en manos de las bases del partido su continuidad en el mismo...seguramente con la intención de victimizarse y, sin ninguna duda, porque saben que el resultado será favorable a que sigan dirigiendo Podemos. Si tuvieran el más mínimo riesgo de obtener un resultado desfavorable, no hubiesen convocado este referéndum. Así que la consulta tiene la correspondiente trampa.

Habrá quien siga creyendo en Podemos y sus dirigentes, pero está claro que con la compra de su casa las máscaras se han caído definitivamente.

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