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Que no salga tan barato

Sensibilización. Visibilización. Palabras que forman parte del Feminismo, ese movimiento tan necesario que se consagró el 8 de Marzo con unas manifestaciones multitudinarias a favor de la igualdad de la mujer. Y de ese caldo de cultivo nació la indignación vivida cuando salió la sentencia del caso de 'La Manada', esos 5 indeseables acusados de abusar de una chica en los San Fermines de 2016. Como cabía recurso, a la espera de que se resuelva el tribunal ha decidido concederles la libertad provisional hasta que se sentencie el caso en firme. Y la indignación ha vuelto a recorrer el país: movilizaciones ante el Ministerio de Justicia en Madrid, y en otras muchas ciudades en contra de la decisión de darles una libertad que no merecen.

Vale que los jueces se ajustan al Código Penal y que se tienen que asegurar los derechos de los acusados. Vale. Pero dejar en libertad provisional a los 5 acusados de abuso sexual en grupo es, cuanto menos, escandaloso. Alega el tribunal que no hay riesgo de fuga ni de reiteración delictiva: lo primero, porque no tienen dinero; lo segundo, porque son tan conocidos y existe tanto rechazo social hacia ellos que hace que no puedan volver a delinquir, lo que prácticamente impone sobre los ciudadanos la responsabilidad de un cuerpo de seguridad. La indignación y la necesidad de expresarla, de gritarla, se extendió -y con razón- como la pólvora y las calles se llenaron de personas protestando por dicha decisión.

Peor aún que la libertad me parece la actitud de 'La Manada'. Durante el fin de semana hemos visto en las televisiones a familiares y amigos visitando la casa de uno de los acusados. Se escuchaban gritos de alegría al producirse el reencuentro. ¿No podrían ser un poco más discretos?¿No podrían plantearse, aunque fuese por un segundo, que quizá su familiar o amigo es culpable?

Esta mañana hemos visto a los 5 salir de los juzgados de Sevilla, donde tendrán que comparecer todos los lunes, miércoles y viernes. Rodeados de montones de periodistas intentando captar la imagen y unas palabras, los hemos visto salir con mucha tranquilidad, incluso sonreir en algún caso, seguramente fruto de tener unos egos desmesurados y de sentirse encantados por tanto protagonismo. ¿No deberían tener otra actitud?¿Sentirse avergonzados, reflexionar sobre lo ocurrido?Uno de los acusados, el militar, respondió que sigue considerándose inocente. ¿De verdad no han hecho un acto de contrición?

No deberían estar en libertad, pero que sean incapaces de darse cuenta de lo que han hecho es mucho peor aún. A no ser que les absuelvan, seguramente volverán a la cárcel unos cuantos años. 4 de ellos tienen pendiente, además, otro juicio por presuntos abusos sexuales a una chica inconsciente. El hecho de no pedir perdón -el Guardia Civil escribió una carta desde prisión atacando a la víctima y declarando su inocencia-, que no se les vea abochornados, que puedan viajar por casi todo el país -no pueden entrar en la Comunidad de Madrid-, incluso que pudieran ir de nuevo a los San Fermines, despierta un sentimiento de frustración que es difícil aplacar. Sentimos que la justicia no está lo suficientemente sensibilizada con un tema tan grave, que hay algunos conceptos con diferente significado para la judicatura y para la ciudadanía. Es necesaria más formación en el tema para los jueces -el Gobierno ya ha anunciado que se va a hacer- y habrá que reformar el Cógido Penal para que este tipo de delitos no salgan tan baratos.

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