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Inútiles


Llevo un buen puñado de días rumiando cómo escribir este post. No porque no me salgan las palabras y no sepa cómo expresarlo, sino más bien por lo contrario, porque tengo que contenerme para no soltar unos cuantos improperios. Así que me lanzo a ello utilizando sinónimos para suavizarlo, aunque podréis imaginar las palabras que me gustaría usar realmente.

Hace unos meses se anunciaba un tiempo nuevo. La llegada de partidos, con sus líderes jóvenes, nuevas ideas, nuevo talante. 4 meses después de las elecciones del 20-D, estamos inevitablemente encaminados hacia unas segundas elecciones a finales de Junio. Y francamente, estoy hasta las narices. Muy harto. Tenemos unos líderes (los antiguos y los nuevos) completamente inútiles, incapaces de sentarse tranquilamente a hablar e intentar pactar. Porque, ¿cuánto tiempo han estado reunidos? La última reunión a 3 (PSOE, Ciudadanos y Podemos) debió durar unas dos horas y pico. ¿Eso es lo que les importa el país?¿Dos horas y pico de reunión? Deberían reunirse desde primera hora y no salir del despacho hasta que se llegue a un acuerdo. Y si no se llega, al día siguiente más.

Qué falta de responsabilidad. Qué poco interés por la gente. Qué vergüenza. ¿Y esto era el tiempo nuevo?¿Ésta era la segunda transición?Como ilusionado por la esperanza de unas nuevas políticas, me siento estafado y avergonzado porque tenemos unos políticos que no están a la altura y que se han dedicado más a buscar sus diferencias y pelearse en el Congreso que a encontrar puntos en común.

Hay que agradecerle a Pedro Sánchez que lo haya intentado, por supuesto. Pero, ¿ha sido suficiente? Pues creo que no, que por parte de todos se podría haber hecho mucho más. Pero claro, hagan lo que hagan ellos cobran su sueldo de todas formas mientras millones de personas no tienen trabajo. Y ahora, vuelven a dejar todo el peso en manos de la ciudadanía. Vuelven a bombardearnos con una campaña electoral que estará llena de buenas palabras, arco iris y ponys. Y volvemos a gastarnos 130 millones de euros en otras elecciones porque, claro, aquí nos sobra el dinero. No sólo no empiezan a solucionar los graves problemas del país sino que gastan un buen montón de millones. Siempre he sido partidario de votar, de participar en el ejercicio democrático que nos toca cada 4 años, pero de cara al 26 de junio empiezo a pensar seriamente en la abstención. Paso de que me tomen el pelo, paso de que se rían más en nuestra cara. Espero que el resultado sea el mismo o muy similar para ver qué ocurre: si tenemos que ir a unas terceras elecciones o se ponen las pilas de una puñetera vez. Espero también que el porcentaje de participación baje y se den cuenta del hartazgo que tenemos. Y sería deseable que no volviesen a presentarse los mismos, que son incapaces e inútiles.

Me gusta mucho la política, pero siento una desafección y una desilusión que no pensé que llegaría a sentir. Vergüenza, rabia e impotencia. Y como estoy acabando ya el post, pues me voy a permitir soltarlo tal cual me apetece hacerlo: ¡Pero joder, qué inútiles, coño!



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