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La paz no se consigue con guerra

La noche del viernes 13 de noviembre nos dejó una herida que no se cerrará en mucho tiempo. Una herida que ni siquiera estaba cicatrizada, porque la lacra del terrorismo nos lleva golpeando muchos años, tanto directa como indirectamente. En los últimos meses, por ejemplo, hemos vivido en Europa la llegada masiva de refugiad@s, consecuencia del terror de la guerra en Siria.

Nos ha vuelto a tocar de cerca, en pleno corazón de Europa, en París. Y no tan cerca, en Bamako. Alertas máximas en los países fronterizos por el riesgo elevado de atentado, gran presencia de policía y ejército en las calles de París y Bruselas, y el retorno de la pregunta que ya nos hicimos hace más de una década y que hubiésemos deseado no volver a hacernos nunca: ¿hay que ir a la guerra?. El escenario es completamente diferente al de la guerra de Irak, donde recordemos que se justificó el ataque por la presunta tenencia de armas de destrucción masiva por parte del gobierno iraquí, acusación totalmente falsa. Ahora la situación es muy diferente: el Estado Islámico ha ido ganando terreno y adeptos, y parece imposible frenarlos. Pero, ¿justifica eso el bombardeo incesante?¿No hay otra manera de acabar con el terror? Se me escapa cuál puede ser la solución, pero sí tengo claro que los bombardeos en Siria no van a conseguir otra cosa que empeorar la situación. Morirán muchas personas inocentes y el Estado Islámico se sublevará aún más contra los países atacantes. Según he escuchado esta mañana en un programa de actualidad política, el Gobierno de España niega que vaya a participar en la ofensiva contra el ISIS antes de las elecciones del 20-D. ¿Eso quiere decir que si no hubiese elecciones a la vuelta de la esquina, nos uniríamos?Entonces la decisión del presidente Rajoy no es por convicción, ni por miedo, sino por puro electoralismo, cosa que me parece escandalosa.

Este próximo sábado, está convocada en Madrid una concentración por el 'No a la guerra'. Ya se ha creado un manifiesto firmado por algunos alcaldes como el de Cádiz o A Coruña, por alcaldesas como Ada Colau, y por gente de la cultura como Juan Diego Botto, Pilar Bardem o El Gran Wyoming. En un comunicado, expresan que "si al dolor por las víctimas inocentes se responde provocando más dolor a otras también inocentes, la espiral será imparable".

Al final, demasiada gente se sube al carro de criminalizar a tod@s l@s musulman@s, a l@s refugiad@s y se escuchan comentarios como: "No hay que dejarlos pasar. Vienen y mira lo que pasa". Sin ir más lejos el líder del PP en el Parlament de Catalunya, Xabier García Albiol, soltó la semana pasada que "el multiculturalismo es uno de los principales problemas de Europa. El que no se adapte a las costumbres de Occidente, que se vuelva a su casa". Conocemos la trayectoria de este señor, así que esta barbaridad se suma a las dichas en otras ocasiones. El multiculturalismo es riqueza. Que personas de otras razas u otras religiones vivan en Europa enriquece nuestra propia cultura y no se puede estigmatizar a tod@s l@s extranjer@s por unos pocos que causan el terror. Declaraciones como las suyas sí que crean guetos y dificultan la integración.

Por último, me apetece cuestionar el papel de los medios de comunicación a la hora de difundir los vídeos propagandísticos del ISIS. ¿Es necesario que los veamos?¿Hace falta que nos pongan los vídeos en los que amenazan a diferentes países?¿Qué aporta escuchar una canción en la que los terroristas se jactan de lo que hacen?Sabemos qué es el Estado Islámico, cómo actúan y contra quiénes quieren atentar...Ya tienen bastante publicidad con sus actos, no los publicitemos más.

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